Wednesday, October 19, 2011

5.-El detective Molina, a pesar de su nombre de funcionario triste y gris, parecía una caricatura de Sam Spade. El cigarro ladeado se le cayó, quemando su roída gabardina, cuando preguntó ¿Alfredo Gutierrez?. Al tiempo, abrió su cartera torpemente para mostrar su identificación. Es él, dije nerviosa. No sé por qué reaccioné de esa manera, como eludiendo alguna culpa o acusación, como intuyendo que el dichoso paquete contenía algo ilegal. Siempre había que pagar un precio por la felicidad.