Wednesday, November 2, 2011

14

Aanima Wayra · 14) Mi cuerpo no respondía a las órdenes del cerebro, estaba más estático que un ancla. Molina me subió a un auto que más parecía carroza fúnebre. De mis bolsillos, sacó la llave y la tarjeta, como que ese fue siempre su objetivo “Al fin, ahora falta agarrar al traidor ese” escuché mientras la escopolamina me llevaba a los brazos de Morfeo. Desperté en una especie de laboratorio; en la pared contigua al pasillo, donde se escuchaban unos gritos desgarradores, estaba la foto de Fred, solo que esta vez no tenía bata blanca, sino otro uniforme. Se me acercó Molina con papel y lápiz, y dijo: “Anota lo siguiente”